10 de junio de 2011

Justo a tiempo

Todo tiene su fin, infinito solo es el amor de Dios, infinito solo debería de ser el amor que se promete un hombre y una mujer al decir que se aman. 

Incluso la vida un día acaba...

Mientras, mis hormonas hoy me inspiran a decir lo que estoy diciendo, el sentimiento que cargo, no sé si es enojo, tristeza, incertidumbre, e incluso un poco de preocupación, pero poco a poco voy encontrando las respuestas y voy encontrando las pistas para seguir por un buen camino.

En este camino encontré muchas cosas alegres, tristes y de desafío, por periodos me desesperaba, me estresaba, pero la calma siempre volvía y es que me gusta mi profesión y tengo la vocación en el corazón.

Petén nunca estuvo entre mis planes,  porque tengo un plan, aunque nunca siga la ruta que me trazo, el fin es el mismo y sigo luchando para llegar.

Pero hoy, siento que debo regresar a casa. Es algo que siento, aunque me emociona la idea de terminar el año por acá, no es lo que el corazón dice.

Como es eso de la razón y el corazón, y mucha oración, porque también platico con Dios, y le digo que me diga qué debo hacer y cómo lo debo hacer.

He decidido que me inicia la cuenta regresiva de regreso a casa.

Ya hice mi labor por acá, he aprendido, he convivido con nuevas personas, de quienes he aprendido todo lo bueno que tienen, me he equivocado, porque definitivamente no soy perfecta, y quiera que no tuve tropiezos, piedrecitas que se atraviesan, pero nada que me detuviera a ser mejor cada día, cada mes, con tanto consolidado, gráficas, análisis, medicamentos, distritos, niños y niñas, información, menús, y aún así siento que me faltan cosas por aprender, y más por hacer.

Desde pequeña aprendí algo de mi abuelita, con algo tan simple como cambiar de lugar tu cama, muebles y cosas, con ello aprendí que los cambios son buenos, te hacen pulir las cosas, te hacen ver desde otro ángulo las cosas, te hacen quizá hacer más esfuerzos pero al final resulta algo bueno, incluso puedes pintar el cuarto del color que quieras...


Y ahora quiero colores coloniales, clima templado, familia, amigos contemporáneos, empedrado, mi almohada, mi cama, volcanes, ver la lluvia en mi ventana, comer panito con café en las tardes lluviosas, estar a 320 pasos de Chejo, y más.

Puedo decir que la distancia, el clima caluroso, ser una extraña por acá, los prejuicios, la extensión territorial y la soledad no me afectaron, lo único que hasta el momento no soporto es desayunar y cenar sola, y peor aún la indiferencia de mis bueno modales.


Hoy exploté mi sentimiento sentimental de estancia acá en Petén, e inicio oficialmente la cuenta regresiva a casa, estoy feliz.

Daisypath Vacation tickers

3 comentarios:

Popcorn dijo...

animo ya falta poco :)

Andreita dijo...

@Popcorn: Por esto y más es que te quiero my dear, gracias! besos

Anónimo dijo...

Feliz retorno! :)

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